Guardás ese pedacito de alimento (puede ser chocolate, un salamín, no importa) como si fuera un tesoro. Decís "no lo voy a comer ahora" lo reservo para ESE momento del día donde decidìs relajarte. Llegás feliz a ese momento y te das cuenta que vivís entre depredadores de heladeras y la furia te hace agarrar el telefono. Mandás un whatsapp Y DE PRONTO FLASH! ya sos #genterota
con el chocolate NO
FACEBOOK